sábado, 3 de marzo de 2012

EN DIEZ AÑOS. Para los que de alguna manera han realizado ejercicios de presupuesto estarán familiarizados con la revisión periódica del mismo y así ir ajustando las desviaciones hasta semejarse razonablemente con la realidad. Yo he practicado un ejercicio durante mi vida adulta que me motiva compartir con los lectores, el cual consiste en proyectar cómo y dónde estaré de aquí a diez años. El cómo se refiere a mi estado de integridad física y espiritual, y el dónde a mi espacio geográfico y núcleo social. Cabe recordar un relato de un amigo que después de cuarenta años de estar ausente de su lugar de niñez, decide regresar y al pararse frente a una casa que fue de su vecindario, una señora sentada en una silla mecedora levanta la vista y con aquella parsimonia le dice “hola dotsy”, un simple saludo como si el tiempo se hubiese detenido desde su partida. Podríamos entonces derivar del episodio que la distinguida vecina de haber proyectado su vida determinaría que en cuatro décadas simplemente se mantendría sentada en su mecedora, saludando a quienes pasarían por el frente de su casa, pero que en las vidas de los transeúntes pasajeros sucedieron muchos eventos propios de una lucha en la vida. Aquí se demuestra dos puntos de vista. El ejercicio de practicar la fórmula de “cómo me veo de aquí a diez años” me impulsa a ir tomando decisiones que de alguna manera me cambia el curso de mi vida en función de muchísimos aspectos que determinan el rumbo a seguir. Las circunstancias actuales del mundo, a saber la crisis financiera, el calentamiento global, las amenazas nucleares, el temor de la inseguridad y ataque a la integridad humana, la ideologización en la educación, la pérdida de la libertad, propiedad y demás amenazas a una vida democrática genera una aproximación al “qué hacer y a dónde ir” muy similar al ejercicio inicial del artículo. ¿Cuáles serían los beneficios aparentes de establecer en la mente una proyección a diez años?, mí respuesta muy particular es establecer metas y procurar actuar en consecuencia, dibujar en un esquema real los escenarios deseados e integrar todos los elementos necesarios para ubicarse lo más cercano posible a las metas.. Oigo con mucha frecuencia y en todos lados “a dónde ir”, e interrogo: de habernos hecho esa pregunta hace diez años y establecido una conducta acorde con el propósito, hoy sencillamente nuestras circunstancias personales serían muy diferentes. Yo comencé esa práctica al graduarme en la universidad, diez años después ….no soy ni estoy cómo lo visualicé, igualmente lo hice antes de casarme y…. afortunadamente no me casé con la otra, cuando comencé los negocios, diez años pasaron y ni de casualidad logré los objetivos, dentro de diez años me veo cuidando nietos en Costa Rica. Estimados lectores, no siempre las cosas salen como lo proyectamos pero el ejercicio nos mantiene activos…. ¿”Quién es sabio?... el que puede ver el devenir”, y lo principal es que “Hashem sabe lo que hace”. Max Sihman msihman@cantv.net


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