En la más elevada misión de tu existencia
creas un ser, milagro del soplo etéreo y amalgama de apareamiento con el
varón. La entrega a su crianza supera cualquier sacrificio a expensas del
afecto codiciado de tu cuerpo. Tu sensible y silenciosa madurez comparte
momentos de alegría y tristeza, no correspondida finges desconocer la traición,
pero continuas el camino indicado que tu consciencia impone. La vida no es
cualquier cosa, tu labor no ha concluido, superas con entereza las
dificultades, renuevas energías y procreas con amor. Saber que eres el cenit de
la creación desestima la intimidación y el engaño, olvidas la devoción
aparente, porque en ti abunda la misericordia y el perdón. Quién sino una Diosa
serían capaz de todo aquello
Madre mía, ilumina mi camino.
Madre mía, ilumina mi camino.
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