lunes, 30 de noviembre de 2015

SHMIL SIHMAN









Shmil Sihman, llegó a Maracaibo en 1.927 a los 16 años, trabajó como clapper, vendiendo cortes en los barrios, su medio de transporte fueron burros y a pié. Una vez que pudo reunir una cantidad de dinero, regresó a Rumania Sguritza en 1.930 para poder dar dote y casar a sus hermana Hannie.  Ya casado con Riva en 1.933,  En 1.938 su destino era Venezuela, pero desviaron el barco hacia Trinidad. en 1.939 llegan a Trinidad Riva y Haim de 5 años de edad. Siguió trabajando como clapper allí hasta que pudo venir a Maracaibo en 1.952 Dedicó casi toda su vida al claperai, se trabajaba toda la semana y se cobraba los domingos. El sistema de control de clientes fueron las tarjetas, sostenidas por una liguita, y se negociaba con otros clappers el territorio. Los proveedores de tela eran judíos ya establecidos, con quienes recibieron créditos para poder trabajar. En una oportunidad, yo estudiaba en el porche de mi casa con un compañero del colegio, obviamente hijo de un médico. Al llegar papá, con la camisa llena de sudor y los pantalones de kaki manchados de grasa, saluda y entra a la casa, mi compañero, una vez que papá había entrado me pregunta, aquí en tu casa entra cualquier mecánico así no mas? yo no sabía que responder. Fueron años muy difíciles y de gran esfuerzo y sacrificio para mi papá, sin embargo levantó la familia y así pude ir al colegio y a la Universidad.
Ser clapper, en un País extraño a su tradición y costumbres fue muy difícil, sin el idioma, únicamente con la necesidad de sostener una familia de manera digna, proveer lo indispensable y pagar la educación de sus hijos. Las viscisitudes y contrariedades no fueron obstáculo para su emprendimiento, la naturaleza de sus actividades fueron muy distantes a su educación, encontrar ante sí actos y a veces desprecios, como acostumbran llamarlo, "ahí viene el turco", "mamá dice que no está", "vais a cobrarle a la querida " y otros tantos epítetos, nunca hizo que falleciera su espíritu de superación.
Si la memoria no me falla, sus ojos eran de un color verde suave, con una franqueza transparente, expresión de bondad y cariño. Así miraba a todos, sin embargo hacia mí la tonalidad se tornaba un poco más intensa, me inspiraba seguridad y fortaleza, me sentía orgulloso cuando estaba presente. Inexplicablemente hizo un accidente cerebro vascular, cuya razón, dijeron los galenos, fue un alza severa de la tensión arterial. Una afección dentro del cerebro le causó una hemiplejia con las limitaciones físicas terribles en sus extremidades superiores e inferiores.

Dentro del esquema general mantuvo sus facultades mentales, con la excepción de una risa nerviosa incontrolable que distorsionaba la significación del momento, pudiendo reflejar una comicidad de ánimo como por el contrario una gran tristeza evocada con llanto. Eventos alternos que lo mantuvo inexpresivo ante la vida, ya no reía con voluntad propia.

En las fiestas siempre fue centro de atención en años anteriores a su afección; a su alrededor concurrían amigos y allegados contando anécdotas y haciendo bromas; recuerdo que solía hacer muecas y tornaba los párpados para hacer reír a mis hijas. ¿Quién no pasó alguna fiesta tradicional en nuestra casa? Para dar testimonio de la alegría en el ambiente, mucha gente cenó en nuestra mesa durante el año nuevo y en las pascuas.


Se negó rotundamente a abandonar su trabajo. Con dificultad enfrentó la prueba que la vida le planteó, el clásico carraspear en el piso de un pié que se arrastra me indicaba su presencia, no podía ya escribir con la mano derecha y su firma no era reconocible en el banco. Fallece en Maracaibo, 1 de Agosto de 1.987 a los 76 años.

Publicado por Max Sihman