sábado, 10 de mayo de 2014

LA VERDAD



                                                                          VIVIR EN LA VERDAD
La verdad no es absoluta, no es "erga omnes", cada quién tiene su verdad, nadie puede pretender hacer valer su verdad ante el resto de la humanidad porque así lo dispone. Nadie puede exigir el derecho de que su verdad sea reconocida por todos. Hay verdades judiciales o testimoniales, hay verdades religiosas, hay verdades subjetivas, hay verdades procesales, hay verdades ideológicas y políticas, hay verdades en la ficción, hay verdades científicas, hay verdades naturales, hay verdades dogmáticas
 Lo que sí es una tortura, es vivir en la mentira, que es un auto engaño, es una desviación mental de creer en lo que es falso.
Demostrar la verdad es tan complejo como demostrar la falsedad, ante tal afirmación queda únicamente a los juzgadores por jurisdicción, a los acusadores y defensores procesar sus alegatos en tribunales judiciales, para todo lo demás no es necesario inquirir en otro para imponer su verdad.
Cada quién tiene la libertad de pensar en su propia verdad, los derechos fundamentales nos dan esa prerrogativa, más la acción está limitada por las leyes que regulan la vida en sociedad; dentro de ella hay costumbres, tradiciones y dogmas de fe aceptadas por las instituciones como lo son los partidos políticos, las instituciones religiosas, las ONG y otras.
Cada persona es libre para determinar en qué dirección conducirá su vida en cuanto a su creencia se refiere y de esa manera establece una relación íntima entre sus convicciones y el resto de la humanidad. La doble moral interrumpe y disocia la manera de entender la verdad y la actuación de la persona ante la sociedad cuando ambas cualidades difieren diametralmente.
En esta reflexión lo que pretendo es llegar a diferenciar la verdad íntima y el auto respeto con la verdad oculta y no confundir una verdad con un ocultamiento. En ese caso la verdad persiste aunque esté vedada por una mentira. VIVIR EN LA VERDAD es establecer una conducta cónsona con el pensamiento,  creencia y la acción, siempre dentro de los límites que nos regula el ordenamiento jurídico y en los preceptos que fueron establecidos en la fe religiosa si ese fuese el caso.
La libre determinación en aceptar o no una imposición doctrinal es lo que a una persona la hace libre, en consecuencia y en lo que se ha reflexionado aquí nos lleva a la conclusión que VIVIR EN LA VERDAD NOS HACE LIBRE.
Max Sihman

Max.sihman@gmail.com

1 comentario:

  1. de acuerdo a nuestro Talmud, y específicamente en el "pirkei avot", nos prohiben vivir en un País donde no impera la ley y la justicia. Los principios fundamentales del derecho provienen desde las épocas remotas de la humanidad, en muchos aspectos de nuestros antepasados. La tabla de los diez mandamientos es considerada como la primera constitución de la humanidad, el código de Hamurabi de los Persas, también contiene principios básicos de convivencia , hoy, todas las constituciones del mundo, tanto las escritas como las del common law, the bill of wrights y el derecho comparado, al menos en la letra, establece las normas para vivir en paz.
    Si tenemos fe, aceptamos que el absoluto, el todo, nos dio los elementos necesarios para conocer la verdad y vivir libres, En razón de ello, se puede inferir que la verdad es todo aquello que está enmarcado en la justicia, que a través de las normas se limita la violación y transgresión de ellas. La verdad es en sí mismo lo correcto, lo justo, y es una sola. Quién la establece?, las leyes originarias de D-s. Quién se abroga el derecho de representar la palabra de D-s?, la TORA.
    UN ABRAZO
    MAX

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