VIVIR EN LA VERDAD
La verdad
no es absoluta, no es "erga omnes", cada quién tiene su verdad, nadie
puede pretender hacer valer su verdad ante el resto de la humanidad porque así
lo dispone. Nadie puede exigir el derecho de que su verdad sea reconocida por
todos. Hay verdades judiciales o testimoniales, hay verdades religiosas, hay
verdades subjetivas, hay verdades procesales, hay verdades ideológicas y
políticas, hay verdades en la ficción, hay verdades científicas, hay verdades
naturales, hay verdades dogmáticas
Lo que sí es una tortura, es vivir en la
mentira, que es un auto engaño, es una desviación mental de creer en lo que es
falso.
Demostrar
la verdad es tan complejo como demostrar la falsedad, ante tal afirmación queda
únicamente a los juzgadores por jurisdicción, a los acusadores y defensores
procesar sus alegatos en tribunales judiciales, para todo lo demás no es
necesario inquirir en otro para imponer su verdad.
Cada quién
tiene la libertad de pensar en su propia verdad, los derechos fundamentales nos
dan esa prerrogativa, más la acción está limitada por las leyes que regulan la
vida en sociedad; dentro de ella hay costumbres, tradiciones y dogmas de fe
aceptadas por las instituciones como lo son los partidos políticos, las
instituciones religiosas, las ONG y otras.
Cada
persona es libre para determinar en qué dirección conducirá su vida en cuanto a
su creencia se refiere y de esa manera establece una relación íntima entre sus
convicciones y el resto de la humanidad. La doble moral interrumpe y disocia la
manera de entender la verdad y la actuación de la persona ante la sociedad
cuando ambas cualidades difieren diametralmente.
En esta
reflexión lo que pretendo es llegar a diferenciar la verdad íntima y el auto
respeto con la verdad oculta y no confundir una verdad con un ocultamiento. En
ese caso la verdad persiste aunque esté vedada por una mentira. VIVIR EN LA
VERDAD es establecer una conducta cónsona con el pensamiento, creencia y la acción, siempre dentro de los
límites que nos regula el ordenamiento jurídico y en los preceptos que fueron
establecidos en la fe religiosa si ese fuese el caso.
La libre
determinación en aceptar o no una imposición doctrinal es lo que a una persona
la hace libre, en consecuencia y en lo que se ha reflexionado aquí nos lleva a
la conclusión que VIVIR EN LA VERDAD NOS HACE LIBRE.
Max Sihman
Max.sihman@gmail.com