Sobre mi papa CLAPER en Maracaibo, eso era su unico oficio, desde que llegamos a Maracaibo. en el anio 1950....a casa de los Gelmans. y luego alquilamos una casa en la calle 79, cerca del Obelisco. El carro que tenia mi papa, no me acuerdo de la marca, lo unico que te puedo decir, que su maleta estaba llena de cortes de tela, y todos los dias salia por la manana, venia para almorzar, todo sudado, se cambiaba su camisa y salia de nuevo....
Sobre su cobranza los domingos, tambien, el unico recuerdo que tengo de mi "pobre" padre es que venia tan sudado y tan lleno de "sarpullido" que tenia que baniarse con jabox NEXO...(algo asi)
y que casi nos alcanzaba para comer de su Claperia........mi mama cocinaba para los solteros quienes venian a almorzar, y yo, a mis 17 anios fui a trabajar como secretaria en Materiales Mendoza, ya que sabia hablar ingles... Mis recuerdos muchos eran cuando iba los domingos a la Sociedad Israelita de Maracaibo en el Jeep de tu papa, con mi mama y mi hermana Poly...mi papa, cansadisimo siempre...ese recuerdo no se me olvida, me daba mucha pena ir en el jeep...pero la suerte nos tenia eso nada mas........en 1960. llego Samuel "Chamaco" Hirshbein y me llevo a Caracas y alli nos casamos.......si hay algo mas...preguntame y te dire a lo mejor algunos otros datos...
Saludos y exito en tu nueva edicion........FANNY ( Hija de ABRAHAM GOLDENSTEIN.
y DINA GHELMAN GOLDENSTEIN.-)
Entender el factor de choque que significó el tener que salir todos los días a vender cortes con una escasa posibilidad en el idioma y aún mucho menos de la idiosincracia en las costumbres locales, teniendo en la casa dos niñas y una esposa por quiénes amparar, no fué nada fácil, sin embargo esa lucha continuó gracias a la esperanza de mejorar en las condiciones de sustento, la amabilidad del pueblo acogedor y sobre todo vivir en libertad.
Entender el factor de choque que significó el tener que salir todos los días a vender cortes con una escasa posibilidad en el idioma y aún mucho menos de la idiosincracia en las costumbres locales, teniendo en la casa dos niñas y una esposa por quiénes amparar, no fué nada fácil, sin embargo esa lucha continuó gracias a la esperanza de mejorar en las condiciones de sustento, la amabilidad del pueblo acogedor y sobre todo vivir en libertad.
Abraham Goldstein |
Shmil Sihman, llegó a Maracaibo en 1.930 a los 16 años, trabajó como clapper, vendiendo cortes en los barrios, su medio de transporte fueron burros y a pié. Una vez que pudo reunir una cantidad de dinero, regresó a Rumania para poder dar dote y casar a sus hermanas. Regresa a Trinidad ya casado con Riva en 1.934, con un hijo, Haim. Su destino era Venezuela, pero desviaron el barco hacia Trinidad. Siguió trabajando como clapper allí hasta que pudo venir a Maracaibo. Dedicó casi toda su vida al claperai, se trabajaba toda la semana y se cobraba los domingos. El sistema de control de clientes fueron las tarjetas, sostenidas por una liguita, y se negociaba con otros clappers el territorio. Los proveedores de tela eran judíos ya establecidos, con quienes recibieron créditos para poder trabajar. En una oportunidad, yo estudiaba en el porche de mi casa con un compañero del colegio, obviamente hijo de un médico. Al llegar papá, con la camisa llena de sudor y los pantalones de kaki manchados de grasa, saluda y entra a la casa, mi compañero, una vez que papá había entrado me pregunta, aquí en tu casa entra cualquier mecánico así no mas? yo no sabía que responder. Fueron años muy difíciles y de gran esfuerzo y sacrificio para mi papá, sin embargo levantó la familia y así pude ir al colegio y a la Universidad.
samuel sihman |
SAMUEL
Si
la memoria no me falla, sus ojos eran de un color verde suave, con una
franqueza transparente, expresión de bondad y cariño. Así miraba a todos, sin
embargo hacia mí la tonalidad se tornaba un poco más intensa, me inspiraba
seguridad y fortaleza, me sentía orgulloso cuando estaba presente.
Inexplicablemente hizo un accidente cerebro vascular, cuya razón, dijeron los
galenos, fue un alza severa de la tensión arterial. Una afección dentro del
cerebro le causó una hemiplejia con las limitaciones físicas terribles en sus
extremidades superiores e inferiores.
Dentro
del esquema general mantuvo sus facultades mentales, con la excepción de una
risa nerviosa incontrolable que distorsionaba la significación del momento,
pudiendo reflejar una comicidad de ánimo como por el contrario una gran
tristeza evocada con llanto. Eventos alternos que lo mantuvo inexpresivo ante
la vida, ya no reía con voluntad propia.
En
las fiestas siempre fue centro de atención en años anteriores a su afección; a
su alrededor concurrían amigos y allegados contando anécdotas y haciendo
bromas; recuerdo que solía hacer muecas y tornaba los párpados para hacer reír
a mis hijas. ¿Quién no pasó alguna fiesta tradicional en nuestra casa? Para dar
testimonio de la alegría en el ambiente, mucha gente cenó en nuestra mesa
durante el año nuevo y en las pascuas.
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